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El día después


Estoy feliz. Triste y feliz a la vez.


Triste porque no siento que la elección de la mitad más uno sea la mejor dentro de lo posible... pero feliz, estoy feliz.


Feliz conmigo mismo porque me hice cargo, fui coherente y consistente con mis sensaciones de este momento. Mañana será distinto, pero hoy fue así y me hice cargo. Le puse el cuerpo y hasta dormí mal unos cuantos de estos días.


Feliz porque muchos se la jugaron, eligieron, le pusieron el cuerpo, aún sabiendo que la elección no era entre Mandela y Mahatma Gandhi.


Feliz porque hemos discutido, aún con tonos fuertes y chicanas, por el país que queremos.


Feliz porque en estos días me sentí parte de un "nosotros", difuso, movedizo, pero un "nosotros" al fin y al cabo.


Sí, claro, es un "nosotros" algo extraño, porque es un "nosotros" que no cree que haya un "ellos", sino simplemente hay un "nosotros".


Nosotros... los que creemos que este "nosotros" es como el agua de un río que avanza y avanza. Y como las aguas de cualquier río, es siempre el mismo y siempre distinto. Y como toda agua, avanza con la convicción de que al final hay recompensa... ya llegará el día en que el agua venza a la roca.


Y mientras tanto, este agua, este "nosotros", poquito a poco será cada vez más grande, y seremos más los que le apostamos al abrazo entre las personas, el mirarse a los ojos, el entender que la patria es el otro.


Y cada vez seremos más los que buscamos y activamos por una mejor vida para todos y cada uno de los seres que habitan esta tierra. Cada uno desde sus convicciones, pero activando.


Pero los "nosotros" no comemos vidrio, estamos alerta. No nos gusta que ayer en el obelisco se haya cantado "a laburar, a laburar / el kirchnerismo no vuelve más". Somos más bien de pensar como el Pepe Mujica cuando dice que "los que comen bien piensan que se gasta demasiado en política social", y nunca es demasiado para los que tienen hambre.


Tampoco nos gusta nada el editorial de hoy del diario La Nación. Pero confiamos que el presidente electo va a tener la sabiduría de no dejarse correr por los impresentables de siempre.


También los nosotros entendemos que mucha gente eligió a "cambiemos" con odio, con sed de revancha, pero el odio siempre es minoría y mucha más gente ha elegido con genuina esperanza... y por algunas declaraciones de estos días, confiamos que el presidente y su equipo van a escuchar más a los de la esperanza que a los del odio.


Los nosotros confiamos -porque nos gusta confiar-, en que el presidente Mauricio va a tener una consideración similar para con los pobres, que la que tuvieron Nestor y Cristina con los ricos (que tan mal no la pasaron).


Los nosotros somos respetuosos, nunca le vamos a decir "yeguo" hijo de puta a nuestro presidente, porque sí, nos guste más o menos, también es nuestro presidente. Le marcaremos errores, le diremos lo que no nos gusta, saldremos a la calle si las circunstancias lo ameritan, pero no estaremos nada de acuerdo si una revista de circulación masiva lo dibuja en tapa masturbándose.


Nosotros somos de los que creemos que la palabra "socialismo" es una palabra hermosa, aún comprendiendo que es una simple palabrita, que es muy difícil, que no parece estar al alcance de esto que somos los humanos, que solemos estar más preocupados por nuestra propia subsistencia que por abrazar a los otros.


Nosotros... los que nos gusta creer que si hubiéramos vivido hace cien años, hubiésemos sido "socialistas de Palacios". Pero que también nos gusta creer que algo enseña la historia, y así como el gran Alfredo Palacios -primer diputado socialista de América Latina-, promovió en soledad unas cuantas leyes sociales, esas leyes nunca fueron aprobadas hasta que llegó el primer peronismo.


Pero la historia algo nos ha enseñado, y en 1955, cuando la revolución fusiladora, el gran Alfredo se paró en la vereda de enfrente, con los que ponían las bombas. Por eso en este momento histórico nos paramos en esta vereda, la que sentimos había que pararse.


Nosotros... los que elegimos confiar en el presidente electo, a pesar que nos cuesta creerle, pero igual hacemos el esfuerzo. Elegimos confiar, porque en esta estamos todos, y tampoco es que nosotros tengamos alguna verdad, sino simplemente vemos las cosas desde un lugar muy distinto.


Y si bien no soy de creer que "el cliente siempre tiene la razón", sí tengo la convicción de que al "cliente" hay que escucharlo, porque además en este juego tampoco es que haya "clientes", somos todos personas... y si la mayoría ha elegido como ha elegido, pues está bien y así son las reglas de juego.


Pero insisto, aún en medio de la tristeza de este día, estoy feliz.


Estoy feliz, porque siempre es más lindo ganar, pero perder nos ayuda a ser mejores. Como casi todas las personas, en la vida perdí mucho más de lo que gane, y por eso abrazo cada pequeña victoria. Por eso entiendo que la alegría no es una cosa que puede revolucionarse o que tenga forma de globos de colores, sino que la alegría es una construcción del día a día.


Insisto, estoy feliz... porque el nuevo presidente o tira pa´lante, o seremos muchos los que le diremos que no, que por ahí no.


Estoy feliz, algo hermoso ha nacido estos días. Hoy no podemos verlo, porque lo que ha nacido no tiene que ver con dirigencias, que a veces están a la altura y otras no.


Estoy feliz porque siento que muchos, sobre todo de nuestra generación -que ya no somos chiquitos-, hemos entendido un poco más que política no es una cosa de los "políticos". Sino que política hacemos todos al andar.


Hasta la victoria. Siempre...

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