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Andrés ratifica su voto (versión 2.0)


1.


Confieso que sí, uno de los sentimientos predominantes por los cuales elijo al “Frente para la victoria” por sobre “Cambiemos” es el miedo. Los antecedentes de Macri no me ayudan a confiar en que su propuesta de gobierno sea una opción de mejor gobierno, de una mano más solidaria para con los laburantes (una, al menos ;-). Y hasta me da un poco de miedo que se venga fea la cosa.


Pero a mí me gustan los miedos, aprendí a hacerme amigo, siento que me protegen. Es que son así los miedos, mientras nos doblan el cuerpo nos están protegiendo. Los miedos a veces son simples ilusiones de la mente, y a veces tienen que ver con peligros reales. Pero eso lo sabemos recién cuando los atravesamos, los nombramos.


Y después de un miedo viene otro miedo y así, son los desafíos que la vida nos va poniendo en el camino. Y hoy nos toca a todos, como personas que convivimos en este lugar que le decimos “Argentina”, elegir -entre lo posible- a la mejor opción de gobierno, quien va a ser el chaboncito que se cuelgue la banda presidencial.


Porque hoy toca chaboncito, venimos de minita, y hoy de nuevo chaboncito. A mí personalmente me genera una gran alegría que vivamos en una época donde hoy toca hombre, ayer mujer y mañana no sabemos. Donde también hay una candidata a vicepresidente que anda en silla de ruedas y un candidato a presidente al que le falta un brazo… que lindo momento, cuanto venimos creciendo como sociedad humana.


Lástima el permanente maltrato -la violencia de género-, al que fue sometida “la yegua” presidenta. A mí personalmente las yeguas me parecen animales hermosos, de una gran fuerza, pero por ahí es la distorsión de mi mirada, que tiendo a ver belleza por cualquier lado.


La cosa es que uno de estos chaboncitos que andan con ganas de ser presidente, cuando le preguntan qué opina de los acosos callejeros hacia las mujeres, responde…"A todas las mujeres les gusta que les digan un piropo. Por más que esté acompañado de una grosería, que te digan qué lindo culo que tenés, está todo bien". Aclaro que esta respuesta no fue en el siglo pasado, fue el año pasado.


Yo soy malo a veces -cuando quiero-, entonces lo pincho al chaboncito ;-) … y lo pincho porque me resulta muy extraño que hable de “todas”, cuando él no es mujer y tampoco dios como para conocer el pensamiento de la totalidad de las mujeres. Por supuesto, el candidato tampoco es un lingüista como para pedirle precisión en el lenguaje, no se trata de eso. Sí creo que se trata de modos de mirar el mundo, de cuán lejos es capaz de abarcar la mirada. Si sólo veo lo que está a mí alrededor, entonces el mundo es todo lo bello que yo logro construir a mí alrededor. Si me rodeo de globos de colores, voy a ver globos de colores. Pero cuanto más lejos miro, entonces más cosas voy a ver, y voy a ver cosas que me resultan más bonitas, y otras menos. Porque la sociedad humana es compleja, está llena de belleza por todos lados, y también unas cuantas cosas que no, que contienen demasiado dolor como para llamarlas belleza.


Por ahí esa incapacidad de mirar lejos es lo que no le hace darse cuenta al candidato que un hombre público no debería responder de esa forma cuando lo entrevistan en una radio. En un asado con amigos, nos podemos reír y divertir conjeturando si está bueno decir “que lindo culo”, o si mejor no decirlo. Pero estamos en un asado entre amigos, conscientes de lo que está alrededor, porque incluso si aparece una mujer en ese asado, es probable que todos nos callemos. Pero si acaso la mirada de Macri fuera más amplia al responder el reportaje, cuidaría mejor sus palabras, en la conciencia que no siempre está bueno decir “que lindo culo”, que hay demasiada violencia hacia la mujer en nuestra sociedad como para no ser un poco más cuidadoso en el lenguaje.


Son tantas las cosas que puede el lenguaje… pero este texto no pretende ser un tratado sobre lo poderoso del lenguaje, sino que se propone algo mucho más limitado, simplemente aportar una mirada, una más, sobre lo que estamos viviendo como sociedad humana.


Y mi mirada, justamente, es que son dos las cosas que diferencian a los gobiernos: cuál es su mirada sobre el mundo y las personas, y cuan hábiles son para llevar a hechos concretos eso que están mirando.




2.


Personalmente, cuando estoy en mis mejores días, suelo mirar al mundo desde mi costado izquierdo, el del corazón.


En una entrevista al filósofo Deleuze, le preguntan “¿Qué es ser de izquierda?”. Para Deleuze, no hay gobiernos de izquierdas, y por eso no hay que sorprenderse si un gobierno que se supone de izquierda es de izquierda o no lo es. Pero eso no significa que no haya diferencia entre los gobiernos. En el mejor de los casos lo que puede esperarse es un gobierno favorable a determinadas exigencias de la izquierda, pero no existe un gobierno de izquierdas, porque la izquierda no es una cuestión de gobierno. Ser de izquierda es, ante todo, una cuestión de percepción.


Y entonces, ¿qué es no ser de izquierdas? No ser de izquierdas es en cierto modo como una dirección postal: partir de uno mismo, la calle en que vive uno, la ciudad, el país, los demás países, y así cada vez más lejos. Comienzas por ti mismo, y en la medida en que eres privilegiado, piensas en cómo hacer para que la situación dure. Ser de izquierdas es lo contrario, también una cuestión de percepción pero al revés, percibir primero el contorno.


Dicen que los japoneses perciben así, no perciben como nosotros, perciben primero el contorno. Entonces dirían: el mundo, el continente, el país, la calle, yo. Ser de izquierdas es un fenómeno de percepción, percibes primero el horizonte y sabes que eso no puede durar, que no es posible, que la situación de miles de millones de personas que mueren de hambre, eso no debería durar. Ser de izquierdas es una cuestión de percepción.


Una cuestión de percepción, de miradas. Mauricio Macri, cuando responde graciosamente que a todas las mujeres les gusta que le digan que tienen un lindo culo, no está logrando mirar mucho más allá de sí mismo.


Su política como Jefe de Gobierno de la ciudad, de priorizar el espacio público por sobre el estado de los colegios y hospitales, de recortarle presupuesto al hospital Garrahan por ejemplo, también se me hace una mirada que no logra mirar mucho más allá de sí mismo.


Cuando por ejemplo dice “¿Qué es esto de universidades por todos lados? Obviamente, muchos más cargos para nombrar”, no está logrando mirar mucho más allá de sí mismo.


O cuando dice “el 11 de Diciembre abro el nefasto cepo al dólar”, o tiene una receta mágica, o le está costando mirar mucho más allá de sí mismo.


Esto es lo que yo veo, entiendo que en esta elección lo que está en juego es una cuestión de miradas, cuan lejos son capaces de mirar las coaliciones que se proponen como gobierno.


Tampoco es que yo crea que Daniel Scioli se propone un gobierno de izquierdas, porque claramente no es su propuesta, pero sí mi percepción, mi mirada, es que la propuesta de gobierno del “Frente para la victoria” mira un poquito más lejos que lo que “Cambiemos” aparentemente estaría mirando.


Desde mi percepción, mi mirada, he logrado hacerme una idea de la propuesta de gobierno del “Frente para la victoria”. Creo ver una propuesta de continuar con el trazo grueso de las políticas del gobierno actual, e ir construyendo sobre eso, incluso corrigiendo gradualmente unas cuantas variables de la economía, en pos de mayor desarrollo industrial.


Por supuesto, mi mirada, como todas las miradas, tiene sus limitaciones. El problema que tenemos las personas, es que miramos hacia el futuro con nuestras vivencias y lecturas del pasado, nadie sabe fehacientemente que nos trae eso que llamamos futuro.


Será por eso que la idea que logro armarme en mi cabeza de la propuesta de gobierno que propone “cambiemos” se me hace más chiquita, menos inclusiva con el otro, con el que está más lejos, menos solidaria.


Se me hace que la propuesta de “cambiemos”, el modo en que yo percibo que es lo que estarían proponiendo para gobernar -basada sobre todo en mis propias vivencias y lecturas, porque mucho no nos dicen-, si tuviera que ponerle una etiqueta, la palabra que se me ocurre es “neoliberal”. Menos estado y más mercado, menos manos al que la está pasando fiero. Más ley del más fuerte y que las cosas se acomoden solas.




3.


En un video que está circulando en Internet, Federico Sturzenegger, diputado del PRO y ex presidente del Banco Ciudad en la gestión de Macri –y también secretario del Ministerio de Economía en las gestiones de Cavallo y Lopez Murphy-, cuenta como el asesor Jaime Durán Barba le sugiere que en la campaña electoral mejor no proponer nada, que a la gente no le importa. Y que también es mejor no explicar nada, porque si por ejemplo hay que explicar la inflación, entonces debería tener que explicar que la emisión monetaria genera inflación, que entonces debería reducirse la emisión, que si se reduce la emisión hay que hacer un ajuste fiscal y que si se hace un ajuste fiscal entonces la gente va a perder su trabajo… y eso mejor no decirlo.

Entonces desde “cambiemos” no nos dicen, no explican cuál es la propuesta de gobierno que piensan llevar a cabo. Como yo a veces soy confiado y a veces no, me recuerda demasiado a un ex presidente argentino que dijo que si decía lo que iba a hacer, nadie lo votaba.


Pero este texto pretende chicanear sólo un poco, nada más que un poquito pa´ no aburrirse, pero la intención principal es que sea sobre todo un texto sobre las miradas, una “mirada sobre las miradas” y esto que hoy nos pasa como sociedad: cómo es que cuando vemos la misma cosa, dos personas vemos algo totalmente diferente. Es algo que siempre nos ha sucedido, pero hoy está más expuesto, a la vista. Nietzsche decía que no hay hechos, hay interpretaciones.


Si dejamos de creer que el modo en que miramos el mundo es una “verdad”, entonces nos resultaría más simple comprender que la mirada, la interpretación de Sturzenegger sobre el fenómeno de la inflación, no deja de ser otra mirada posible, una mirada que reduce el problema inflacionario a la emisión monetaria.


Sí, tiene su lógica la mirada de Sturzenegger, si se reduce la emisión monetaria, se hace un ajuste y chau inflación. Pero uno de los pocos momentos en la historia argentina donde se le dijo “chau a la inflación” fue en la década del ´90, donde los gobernantes intepretaban la inflación en forma similar a lo que dice Sturzenegger y otros economistas de “cambiemos”. Y yo no sé si fue casualidad o causa y efecto, porque hay cosas que yo no sé, pero fue el momento de la historia argentina de más alto índice de desempleo. Hablando en criollo, el momento donde menos laburo había.


Otros modos de mirar la inflación es entender que hay pujas distributivas -cuanto se llevan los laburantes y cuanto los empresarios-, y también hay “restricción externa de divisas”, que en criollo sería algo así como “de donde sacamos los dólares para comprar lo que la economía argentina necesita para funcionar”.


Eso de la “restricción externa”, tiene que ver con algo que algunos economistas llaman la “estructura productiva desequilibrada” de nuestro país, que sería algo así como que el tipo de cambio que pide la alta productividad de la soja es muy diferente al tipo de cambio que se necesita para el desarrollo industrial. Pero como yo no soy economista, mi mirada lo único que es capaz de observar está basado en mis vivencias y lecturas, y el recuerdo de que en la historia argentina reciente, el único momento de baja inflación sostenida fue en los ´90, que casualmente coincidió con el momento de menos laburo pa´ la gente.


Aldo Pignanelli, un economista que estuvo trabajando en el equipo de Sergio Massa, lo explica mucho mejor que yo…


Sí, eso que la prensa ha denominado “cepo”, con todo lo errático y torpe que puede haber resultado, no fue una medida de gobierno de un par de loquillos que un día se levantaron con ganas de joder a la gente, sino que tuvo la intención de enfrentar la “restricción externa de divisas” con el menor costo social posible, el menor costo sobre el bolsillo de los laburantes.


Probablemente haya sido una decisión desacertada, y para eso habrá un nuevo equipo de gobierno con ideas frescas para enfrentarse a los mismos problemas con otras miradas… pero desde mi mirada, la propuesta que viene sosteniendo “cambiemos” de levantar el cepo en un día, o es irresponsable o es cruel hacia los laburantes. Pero como son “cambiemos”, por ahí mañana cambian y nos proponen nuevas miradas :-) .




4.


Volviendo a las miradas, creo que lo mejor que podemos hacer los ciudadanos en estos momentos es intentar abstraernos del bullicio mediático, e intentar apreciar como miran, que es lo que proponen, cual es la idea que logramos armarnos de la forma en que ven el mundo estos chaboncitos que se proponen como gobierno.


Porque sobre todo se trata de miradas, del modo en que miran el mundo los candidatos y el equipo de gente que los rodea, y como esa mirada los lleva a tomar decisiones que influyen en el día a día de las personas. Sobre todo de los más vulnerables, los que más abajo están y más necesitan de los gobiernos.


Lo otro que diferencia a los gobiernos, es la capacidad de llevar a cabo lo que su mirada les hace sentir que es lo correcto. Pero ojo, que la capacidad ejecutiva no es un valor en sí mismo, porque sino aplaudiríamos a Hitler por su gran capacidad de gestión de gobernar un país de posguerra por 12 años y de llevarlo hacia la conquista de Europa. Y volviendo a la mirada, quizás lo que lo hizo fallar a Hitler no fue su incapacidad de gestión, sino un error de percepción, de mirada, de creer que podía con los ingleses y los rusos al mismo tiempo. Error de percepción, con los rusos no se jode. ;-)


O sea, volviendo al principio, creo que lo que se está poniendo en juego en esta elección es sobre todo un modo de mirar el mundo, si es más mercado o más estado. Si se mira más lejos, o sólo a los globitos de colores que rodean. Si un poquito para allá, o un poquito para acá, si un fulbito para todos o ningún fulbito para todos, si dólar para todos o dólar para lo que necesita la economía, y etcétera etcétera.


Más estado o más mercado. Un sistema más solidario o la ley del más fuerte. Esta es mi mirada, el resto lo veo como parte del juego mediático, si Josesito dijo tal cosa, si Juancito se sacó una foto con Ricardito, y etcétera etcétera. O si Scioli es chirolita de Cristina, como decían que Nestor era de Duhalde. O si “son todos ladrones”, pero los que se proponen como cambio a la hora de gobernar le pasan guita a un periodista deportivo y no la devuelven, o eligen para muchas de sus contrataciones a un amigo de la infancia del jefe de gobierno, que no se llama Lázaro Baez sino Nicolás Caputo.


Son miradas, yo veo algunas cosas, otros miran otras, pero lo hermoso y fascinante de este momento es que podemos compartir nuestras miradas, debatirlas, y ojalá que en estos días hasta el 22 de Noviembre se pueda hablar más y más de las propuestas de gobierno, el modo en que miran el mundo los candidatos. Y que también cada uno de nosotros pueda darle más sustento a la propia mirada, y menos repetir como loros lo que los medios nos proponen que repitamos.


Para terminar, vuelvo a repetir y hacerme cargo de lo mismo que me vengo haciendo cargo en estos días: en estas elecciones lo voto a Daniel Scioli, muy a pesar de que escucha a Ricardo Montaner, jaaaa!


Ya vendrán tiempos mejores en que tengamos un presidente redondito y de ricota ;-)


Los abrazo con mis brazos


Andrés



PD: Después de escribir esta largura, y ante tanta cadena nacional y globitos de colores, me pregunto si no será que estamos eligiendo entre las buenas cosas por los malos modales, o las malas cosas por los buenos modales… hasta que la gente se queja y palo palito y chau los modales...

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