Naranjas
Naranjas
Cuando un cuerpo entra dentro de otro cuerpo
¿cuánto de cuerpo no entra en ese otro cuerpo?
¿cuánto somos y cuanto necesitamos del otro
para ser?, me preguntaba
ayer, cuando estaba en la verdulería
buscando media naranja
que no es lo mismo que una media de color
naranja
porque las medias tienen un agujero
-sólo uno si están sanas
más de uno si están rotas-
y no hay metáfora posible
en la media, en el agujero
en las extremidades inferiores que entran
dentro de un agujero
por la mañana
y salen por la tarde
suponiendo que en lo roto
no se escape alguna parte
¿y cuánto
del roce de los cuerpos
necesitamos para ser?
Aristófanes amigo de Sócrates
-lo cuenta Platón-
dice que nosotros los humanos
tenemos una falla de origen
fuimos perfectos siendo andróginos
hombres mujeres en el mismo cuerpo
-la totalidad sin necesidad-
pero los dioses se enojaron
ante tanto poder
nos cortaron
nos dejaron en carencia
buscando lo otro que complete
y fue la semana pasada
cuando compré la silla esa
para completar el living de mi casa
y fue con vos
que jugamos al roce de los cuerpos
de mañana, de tarde
de mañana, de tarde
otra mañana y a la tarde
cuando me acompañaste a la mueblería
supiste mejor que yo
que el color era naranja
-una silla naranja-
y en ese mínimo gesto
en el roce de mi aire con tu aire
en todo eso que no es cuerpo
-la áurea conexión-
al fin lo supe:
es posible el descanso.
Andrés Lewin
Del libro "Reciedumbre y ternura" (inédito)
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